miércoles, 10 de febrero de 2010

Ella ha ido por las calles calurosas donde el sol nunca desaparece. Se ha inmiscuido entre tantos invasores, tantos pero tantos que ya ni la reconocen. Ella está asustada allá, no ha podido dormir en la casa del señor Velasquéz, no ha podido disfrutar de las camas que Pinto tanto anhela.

Ahora está dando vueltas por una ciudad que dicen que es muy blanca. Ella y Amelia han dormido con telarañas y con muchos años encima. Esos días de recreo y de medias secas a la hora han terminado, son otros tiempos. Pero siguen con el mismo ánimo de siempre.

Si mirarás la vida, si mirarás los fotogramas que veo.

Ya no se sabe que seguirá, qué tren vendrá a recogernos o a qué estación nos llevará. Solo se por ahora, y no me gusta, que estaré con ella, asi como he estado estos dos dias desayunando papaya, desayunándola a ella.

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