jueves, 25 de diciembre de 2008

Llegó las 12, aún no habia cena. Rapidamente se dispucieron a terminar de picas las verduras, hornear el pastel y el pavo.

Ella se baño, se revisó las partes rojas y donde se pelaría en unos dias.

La cena se hizo aguantar. Todos la disfrutaron. El día no estuvo tan armonioso, pero el efuerzo valió la pena.





El vejete por un momento, no estuvo en su cabeza y, créanme, yo fui muy feliz por ella.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Se voltea para que no la vea llorar

Ella pierde la razón, deja caer su esfuerzo como gotas saladas desde sus ojos, no puede más, ya ni levantarse.

El monstruo nos quiere comer, nadie comprende cuán peligrosos es, sólo ella que de impotencia se deja caer y llora sin poder controlar su estado.

¿Desalmada?, ¿dura como una piedra?, no lo sé. Pero no puedo ver a alguien tan fuerte caer de ese modo. Es verdad que no sé cómo son esas mordidas de aquel predador, pero incluso ante el más vil de los entes, nadie puede rendirse así, nadie.