sábado, 26 de diciembre de 2009

A Amelia se le van las plaquetas, dice que es por tantos viajes que ha hecho. Si supiera que yo queria ser como ella, viajar con una maleta y adentro con solo papel higiénico, un calzón y bueno, mucho celecoxib y toallas nocturnas.

Los años pasan bien rápido. Sin embargo, ese dia de verano que le contaba a él sobre ella, sobre sus gorros y yo sonreia y él también, cada vez es más lejano. Y me alegro por ello, en verdad me alegro. Qué bien que el tiempo pase, pero no en vano, sino que cada instante sea más significativo que el anterior. Buenos presentes he tenido, buenos en verdad.

Yo siento que la de siempre está un poco mejor, que las heridas van sanando de una mejor forma. Hacerla crecer en este momento es algo que me da satisfacción absoluta, me llena la emoción y la empacha. Es que me siento tanto hija como madre con ella, y a veces como ninguna de las dos, sino como compañera, aunque ella no lo entienda.

Y me da miedo, cada vez, un poco más.

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